miércoles, 21 de junio de 2017

Segunda afirmativa: ¿Es la Iglesia Católica una secta? Debate Mata-Richbell

¿Es la Iglesia Católica una secta?

Segunda afirmativa de Fernando Mata, cristiano


En mi documento anterior, presenté tres argumentos para probar que la Iglesia Católica no es la iglesia de la que leemos en el Nuevo Testamento, los cuales se pueden resumir así:

1.- La iglesia que Cristo prometió edificar no tiene nombre, pero la Iglesia Católica sí.

2.- Los miembros de la iglesia de Cristo fueron llamados por Dios mismo “cristianos”, mientras que los miembros de la Iglesia Católica son llamados “cristianos católicos”.

3.- El Nuevo Testamento enseña que el bautismo es una inmersión, mientras que la Iglesia Católica llama “bautismo” al acto de rociar un poco de agua en la cabeza de la persona.

De cada uno de los puntos anteriores, se sigue que la Iglesia Católica no es la iglesia que Cristo prometió edificar (Mateo 16:18), por tanto, es una secta.

En el presente documento estaré defendiendo mi afirmativa y refutando las objeciones de Richbell.

RICHBELL ACEPTA QUE NO PUEDE PROBAR LA DOCTRINA CATÓLICA CON LA BIBLIA

Richbell dice que el debate no se puede limitar a sólo la Biblia, ¡Pero yo probé en mi anterior documento con sólo la Biblia que la iglesia del Nuevo Testamento es diferente nominativamente (colectiva y en cuanto a individuos) y en cuanto a doctrina y práctica a la Iglesia Católica! Por tanto, si yo puedo probar que la Iglesia Católica es una secta usando sólo la Biblia, ¿Por qué él no puede objetar apelando al mismo material? Respuesta: Porque si se cita sólo la Biblia, tendremos doctrina bíblica: ni más ni menos, y por ende, sabremos de la iglesia que Cristo prometió edificar, pero no sabremos de la Iglesia Católica, salvo para ver que esta no es la iglesia del Señor al comparar las características de la una y de la otra. Por lo anterior, al Richbell requerir “La Biblia y algo más”, es claro que lo que defiende no es algo que enseñe la Biblia, pues si así fuera, ¿Necesitaría algo más que la Biblia para probarlo? Obviamente no.

Después, él dice que basar el debate en la sola Escritura es una petición de principio, pero yo puedo esgrimir algo similar y decirle: “no podemos apelar a la Biblia y algo más, porque es una petición de principio afirmar que se requiere la Biblia y…”, así que los dos nos encontraríamos en la misma situación; sin embargo, el lector podrá notar que el tema que ambos aceptamos discutir no es si la Biblia sola o si la Biblia y algo más. La premisa que acordamos debatir es: “¿Es la Iglesia Católica una secta?”. Ahora bien: Para probar que la Iglesia Católica es una secta, y para poder probar cuáles son las características de la iglesia de Cristo, no se necesita más que la palabra de Dios, y mi documento anterior es una prueba de ello, pero Richbell nos ha dejado claro que para probar que la Iglesia Católica es la iglesia de Cristo no usa la Biblia, sino algo diferente a esta. Dado lo anterior, la aceptación de Richbell de la necesidad de algo más que la Escritura es al mismo tiempo su aceptación de que la Iglesia Católica no es la iglesia de la que leemos en la Biblia, pues al él citar cualquier fuente no bíblica para mostrar lo “bíblico” de la Iglesia Católica, en su intento consigue lo contrario, ya que, ¿Cómo decir que la palabra de Dios enseña cierta cosa, cuando tiene que recurrir a algo diferente de esta para probarlo? Luego: Cada que Richbell cita algo fuera de la Biblia para intentar probar que la Iglesia Católica es la iglesia de Cristo, es la mejor evidencia de que no lo es.

¿SECTA O NO SECTA? ¡SECTA!
Richbell externa su acuerdo en que una secta es “un grupo de personas que incurre en grandes desviaciones con respecto a las doctrinas primordiales de la fe cristiana” (W. Martin), y al aceptar esto, sumado a la evidencia que he presentado para probar las doctrinas de la Iglesia Católica contrarias a la Biblia, no hay para él salida: La Iglesia Católica es una secta. ¿Qué hace el para evitar la irremediable conclusión? Dice que ampliará el significado de la palabra, pero, en realidad, la redefine, citando a Roger Mehl, quien escribe: “La secta se caracteriza por ser un grupo religioso cerrado que nace por oposición a las Iglesias institucionales establecidas y por oposición al mundo”. Después, Richbel dice que la Iglesia Católica es una Institución, y, por tanto, no es una secta. Lamento que él no haya notado que con esta definición prueba demasiado y, al menos, cuatro cosas:

1.- Que, puesto que él aceptó la definición que cité de la palabra “secta”, y ya que la Iglesia Católica incurre en grandes desviaciones doctrinales de la fe cristiana revelada en el Nuevo Testamento, la Iglesia Católica es una secta.

2.- Que la definición que él cita para, según él, “ampliar” (en realidad, para intentar escapar de la conclusión clara) muestra que todas las Iglesias institucionales, por el hecho de serlo, no son secta, de tal forma que basta con que el líder de cualquier iglesia diga que la iglesia a la que pertenece es una institución para no adecuarse a la definición de Mehl y, ¡asunto arreglado! Así que Richbell ha de ser consecuente con la definición de “secta” que defiende y aceptar que ninguna “Iglesia Institucional” es una secta, y no podrá jamás decir que la Iglesia Bautista, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos días (mormones), los Testigos de Jehová, et al, son sectas, pues todos ellos son iglesias u organizaciones institucionales, sin embargo:

3.- Si ninguna Iglesia Institucional es una secta, como defiende Richbell, entonces existen muchas iglesias verdaderas, pero Jesús dijo: “Edificaré mi iglesia” (Mateo 16:18). Una, no muchas. Además:

4.- Richbell intenta plantear una falacia de falsa disyuntiva argumentando que se es secta o se es iglesia, sin embargo, no se trata de “o lo uno o lo otro”, sino de “lo uno y lo otro”: La Iglesia Católica es una iglesia, una iglesia que es una secta.

Entonces, al Richbell aceptar la definición que cité de la palabra “secta”, y al redefinirla, está aceptando que la Iglesia Católica es una secta y, al mismo tiempo, aceptando (equivocadamente) que cualquier Iglesia Institucional no es una secta, sino la iglesia verdadera (?).

LA ACEPTACIÓN DE RICHBELL DE QUE LA IGLESIA DEL N.T. NO TIENE NOMBRE
Es decepcionante que Richbel no haya enfrentado la mayoría de los puntos que presenté en mi documento anterior y, tan no los enfrentó, que yo podría copiar y pegar aquí los argumentos de mi primera afirmativa sin que él me pudiese decir: “Hey, ya refuté eso, pon un argumento nuevo”, porque, sencillamente, ¡No tocó la mayoría de mis argumentos! Invito al lector a que coteje mi primer documento y el de Richbell para notar esto.

Richbell acepta que mi primera premisa es cierta, y escribe: “La Iglesia que presenta el Nuevo Testamento no tiene nombre”. También acepta que mi segunda premisa es verdadera, pues reconoce que la Iglesia Católica se llama así. Curiosamente, él acepta las dos premisas que presento, de las cuáles se sigue la conclusión necesaria, es decir: La Iglesia Católica es una secta. Richbell no puede aceptar las dos premisas sin aceptar la conclusión.

Después, él dice que la iglesia verdadera no tenía nombre al principio porque había una sola iglesia, pero la razón por la que la iglesia que Cristo prometió edificar no tenía ni tiene nombre es porque Dios no se lo puso. El lector deberá notar que Richbell ni siquiera intenta probar con la Biblia que Jesús y los apóstoles le pusieron nombre alguno a la iglesia verdadera, por el contrario: él se enfoca en probar que hombres falibles y no inspirados por Dios le pusieron nombre a una iglesia que no existía en el primer silgo, sino, como el acepta, en el segundo; pero probar que hombres no inspirados pusieron nombre a alguna iglesia en el siglo segundo no ayuda para su causa, ya que tendría qué probar que la iglesia que recibió un nombre en el siglo segundo es la iglesia de Cristo, y así incurriría en una falacia de argumento circular, ¡Siendo que precisamente una de las razones por las que podemos ver que una es la iglesia del Nuevo Testamento y otra la Iglesia Católica es que aquella no tiene nombre y esta sí!

Posteriormente, Richbell presenta una analogía del nombre de la Iglesia Católica con el nombre del país de Venezuela, sin embargo, él supone lo que debe probar, a saber: que la iglesia que usó el nombre de “Iglesia Católica” es la misma que la iglesia verdadera, pero no se da cuenta que esto precisamente es evidencia de que una es la iglesia verdadera (sin nombre) y otra es la iglesia llamada (por hombres falibles y no sujetos a Dios, por supuesto) “La Iglesia Católica” (una denominación). Su analogía de la iglesia con el territorio que sería conocido como Venezuela es falsa ya que, mientras que podemos probar que el territorio era el mismo, él no puede probar que la iglesia que Jesús prometió edificar es la misma que recibió un nombre, por tanto, su objeción falla y la Iglesia Católica es una secta.

En seguida, él intenta igualar la balanza y dice que cualquier persona cristiana dirá que es miembro de la Iglesia Cristiana porque “éste nombre se infiere”, así como el nombre de “Iglesia Católica”, pero otra vez se equivoca: un cristiano verdadero sabe que la iglesia que Cristo prometió edificar no se llama ni Católica, ni Cristiana, ni Bautista, ni de ningún modo:¡Los cristianos respetamos el silencio de la Biblia (1ª Corintios 4:6) y esta muestra que Dios no le puso nombre a su iglesia! Lo cuál (sorpréndase conmigo, estimado lector) en ningún momento Richbell objetó, y si no lo objeta, lo acepta: La iglesia de Cristo no tiene nombre. Si el nombre “Iglesia Cristiana” y el nombre “Iglesia Católica” se infieren, como dice él, ha de saber que para inferir, ha de haber una implicación, ¡pero Dios no implicó nada de donde se infiera un nombre para la iglesia! (Mucho menos el nombre “La Iglesia Católica”).

Después él dice que para saber cuál es la iglesia verdadera, no hace falta que el nombre de esta se encuentre en la Biblia, sino que pueda ser rastreada a lo largo de la historia, pero:

1.- Con esto, él acepta que la Iglesia Católica no aparece en la Biblia (ni explícita ni implícitamente)

2.- Aún y si lo que dice fuera cierto, ¡La Iglesia Católica no se puede ubicar en el Nuevo Testamento! Puede llegar hasta el siglo segundo, pero si llega en el siglo segundo, no es la iglesia de la que leemos en las páginas del Nuevo Testamento, que fue escrito en el siglo primero.

Siguiente: Richbell cita a Lorenzo Turrado para objetar que 1ª Corintios 4:6 se refiere a la escritura, diciendo que “no se debe ir más allá de la norma objetiva”. ¡Amén!, pero, ¿Cuál es esa norma objetiva? El pasaje dice: “lo que está escrito”. La objeción de Richbell falla, y es claro que la Iglesia Católica, hace lo que el apóstol dice que no: Pensar más allá de lo escrito.


ARGUMENTOS QUE PRESENTÉ EN MI DOCUMENTO ANTERIOR Y RICHBELL NO ENFRENTÓ:
.- Jesús prometió que edificaría su iglesia, y lo expresó así: “Edificaré mi iglesia” (Mateo 16:18). Jesús no dijo: “Edificaré la Iglesia Católica”, ni tampoco implicó que su iglesia tendría un nombre.

.- La palabra “iglesia” aparece en biblia Latinoamericana (una biblia católica) al menos 44 veces, y jamás es para hacer referencia a un nombre.

.- “El que habla, que hable conforme a las palabras de Dios” (1ª Pedro 4:11 LBLA). La palabra de Dios habla de la iglesia verdadera como “iglesia”, sin nombre alguno, pero la Iglesia Católica afirma ser la iglesia verdadera y al mismo tiempo se llama “La Iglesia Católica”.

SOBRE EL NOMBRE “CRISTIANO”.
Richbell dice que el lector no debe de llegar a la errada conclusión de que yo sí soy cristiano y él no, pero, ¡Richbell no es cristiano! Él es “cristiano católico”, cosa que no fueron ninguno de los cristianos del primer siglo, como probé en mi documento anterior. Así como él, los bautistas dicen ser “cristianos bautistas”, y otros “cristianos testigos de Jehová”, y otros más “cristianos adventistas”, pero el nombre que Dios puso a sus discípulos fue cristianos (Hechos 11:26). Luego, los cristianos son cristianos, nada más. Después, él dice que “cristiano” y “católico” son sinónimos, pero, ¿Dice eso la Biblia? En ninguna parte. Si “cristiano” y “católico” son sinónimos, Dios habría llamado a sus discípulos “católicos” y al mismo tiempo “cristianos”, usando un nombre y otro de manera intercambiable, pero como menciono en mi primera afirmativa y Richbell no respondió:

- El nombre que Dios dio a los discípulos, los miembros de la iglesia verdadera, fue cristiano “…Y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía” (Hechos 11:26, LBLA). La palabra griega que en español se vierte como “se les llamó”, es “chrematidzo”, que significa “Dar mandato divino o amonestación, enseñar desde el cielo” (Thayer, pag. 671), es decir: Fue Dios mismo quien llamó a sus discípulos “cristianos”. Ya el apóstol Pedro relacionaba el padecimiento del discípulo y la glorificación de Dios con el nombre por Dios dado: “Pero si alguno sufre como cristiano, que no se avergüence, sino que como tal glorifique a Dios” (1ª Pedro 4:16, LBLA).
Por tanto, los miembros de la Iglesia Católica no son cristianos, como los miembros de la iglesia de Cristo sí lo somos.

SOBRE LA FORMA DEL BAUTISMO
En mi primera afirmativa mostré que, según la Biblia, el “un bautismo” de Efesios 4:5, es la inmersión en agua. Cité también a Vine y el Catecismo de la Iglesia Católica para mostrar la inconsecuencia de esta al aceptar que el bautismo es por inmersión y al mismo tiempo no practicarlo a pesar de que dice que sí.

Richbell confunde el bautismo en el Espíritu Santo con el bautismo en agua, pues mientras que el bautismo en Espiritu Santo fue una promesa, el bautismo en agua fue un mandamiento. Note por favor que “la promesa del Padre” de Hechos 1:4 es el bautismo del Espíritu Santo del versículo 5. Este bautismo en el Espíritu Santo fue dado sólo a los apóstoles (Hechos 2) y a Cornelio y su casa (Hechos 10). En contraste, el bautismo en agua fue un mandamiento de Jesús (Mateo 28:19) que los primeros cristianos practicaron por inmersión: “aquí hay AGUA, ¿Qué impide que sea bautizado?” Hechos 8:36, y también: “¿Puede acaso alguien negar el AGUA para que sean bautizados éstos…?” Hechos 10:47, por tanto, a pesar de que, efectivamente hay diversos bautismos en la Biblia, el bautismo que Cristo mandó es la inmersión en agua.

Richbell intenta sumar puntos a su favor diciendo que en la Biblia se mencionan diversos tipos de bautismos. Se concede que se mencionan bautismos diferentes, pero la realidad es que en cada pasaje bíblico cambia el elemento, no la forma: inmersión. Así que, mientras que se es sumergido metafóricamente en sufrimiento (Marcos 10:38), Espíritu Santo (Hechos 1:4), en la nube y en la mar (1ª Corintios 10:2), se es sumergido literalmente en el agua, y la Iglesia Católica llama bautismo a lo que no es, a saber, a rociar agua en la cabeza de las personas.

En seguida, Richbell dice que en los siguientes pasajes el bautismo no fue por inmersión: Hechos 22:16 y Hechos 16:33, pero el texto griego usa en ambos pasajes “baptizo”, y nunca “rantizo” (rociar) ni “cheo” (derramar). En el primer pasaje se le dice a Pablo que se bautice (que se sumerja), y en el segundo se dice que el carcelero fue bautizado (sumergido). Toca a Richbell mostrar que “baptizo” (sumergir) es “rantizo” (rociar) y “cheo” (derramar), pero no puede, porque son palabras y verbos que muestran acciones claramente diferentes. Él dice que el contexto muestra que era imposible que estas personas fueran bautizadas, pero la Biblia dice que fueron bautizadas. ¿Le creerá usted a Richbell o a lo que dice la Palabra de Dios?

Posteriormente, Richbell dice que bautismo no hace referencia necesariamente a inmersión, pero la Biblia nos muestra que sí. Le toca mostrar que los pasajes donde se muestra que el bautismo en agua es la inmersión y emergencia de la persona dicen otra cosa, pero no podrá, porque la Biblia dice que “descendieron del agua” y también “subieron del agua” (Hechos 8). Él cita pasajes del Antiguo Testamento para probar que “bautismo” no es inmersión, pero el bautismo ni siquiera había sido mandado en el Antiguo Testamento, aún y cuando cite la Septuaginta. Los pasajes del Nuevo Testamento que cita para negar que el bautismo es inmersión muestran que sí lo es, pues en Mt 3, 16 es sumergido Jesús, en Mt 26, 23 es sumergida la mano y en Luc 16, 24 es sumergido el dedo. ¡El bautismo es inmersión! Después, intenta apelar a la literatura de Aristófanes, pero espero que en su próxima intervención nos cite el libro y los capítulos de Aristófanes donde se pruebe lo que él dice y, en caso de que lo haga, que nos diga quién dice la verdad: Aristófanes la Biblia. ¿Quién cree usted, estimado lector?

ARGUMENTOS DE MI PRIMERA AFIRMATIVA QUE RICHBELL NO ENFRENTÓ:
.- La palabra “bautismo” es una transliteración de la palabra griega “baptisma”, que significa “el proceso de inmersión, sumersión, y emergencia” (Vine).

.- En el bautismo bíblico, es la persona quien recibe la acción: “los que habían recibido su palabra fueron bautizados” (Hechos 2:41). En el acto católico, es el agua quien recibe la acción, pues el agua es rociada o derramada en el bebé.

.- La Biblia muestra que el bautismo bíblico requiere “mucha agua”: “Juan también bautizaba en Enón, cerca de Salim, porque allí había mucha agua” (Juan 3:23).

.- El eunuco, a pesar de llevar agua para su viaje, no fue rociado sobre el carro, sino que, puesto que sabía que el bautismo es la inmersión, fue bautizado hasta que encontraron agua suficiente.

.- La Biblia dice que el Eunuco, cuando fue bautizado, bajó al agua y subió del agua, luego, el bautismo es la inmersión, no el rociamiento ni la infusión.

Conclusión:

He mostrado que las objeciones que Richbell ha presentado a algunos de los puntos que expuse en mi primer documento no se sostienen a la luz de la Palabra de Dios, además: Mientras que él ignoró muchos de los puntos de mis argumentos alegando falta de espacio, es en el mismo espacio que yo he refutado todas sus objeciones. Espero que en su próxima intervención nos explique porqué si la Iglesia Católica no es una secta, la Biblia muestra que sí.

“sabiendo que he sido designado para la defensa del evangelio” Filipenses 1:16

Fernando Mata
Esclavo de Cristo

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